“Vivimos en una sociedad exquisitamente dependiente de la ciencia y la tecnología, en la que casi nadie sabe nada acerca de ciencia y tecnología”. Esto lo dijo hace más de 20 años Carl Sagan. Si entonces nuestra dependencia de la ciencia y la tecnología era notoria, hoy es casi de supervivencia. Un colapso global de internet tendría efectos devastadores en la economía. Pero no hay que armar escenarios hipotéticos para valorar la dimensión de la Ciencia y la Tecnología: el Cambio Climático es ya una cuestión de Derechos Humanos, y su costo equivale al 3.2% del PBI mundial.
Tampoco hay que recurrir al panorama macro. Acá en Perú la Roya generó más de S/. 2 mil millones en pérdidas. La combinación inadecuada de ingredientes en la leche de Qali Warma la desestabiliza y genera intoxicaciones. En el INRAS-PUCP, científicos peruanos trabajan un sistema inédito que podría detectar sismos hasta 2 semanas antes. El equivalente a 71.000 canchas de fútbol ha devastado la minería ilegal en Madre de Dios usando mercurio. Perú es el tercer país en América con la más alta tasa de tuberculosis después de Haití y Bolivia. En Educación y TICs, hemos avanzado gracias a gente como Sandro Marcone (MINEDU), pero hay una gran brecha entre la distribución de computadoras (94%) y el acceso a internet (30%). Sumado al retraso en capacitación para uso pedagógico. Podríamos citar ad infinítum problemas o carencias sociales por escasa ciencia, tecnología e innovación en el país.
Claro que los privados son actores importantes, pero no hay forma de que en un país como el nuestro algo tan transversal y trascendente, de la magnitud que requiere el diseño y ejecución de políticas de ciencia y tecnología, se haga sin un músculo político que empuje.
Es cierto también que los ministerios suelen ser más grasa que músculo, pero eso depende mucho de quien lo lidera, de su competencia para lidiar con la burocracia inherente al Estado y de su conocimiento del tema.
¿Por qué no fortalecer las entidades existentes con más recursos y relanzar políticas como plantea el congresista Eguren? Porque no se fortalecerán mientras no tengan voz y voto político en el Consejo de Ministros, donde las prioridades y políticas de gobierno se deciden y propulsan.
¿Por qué no encargar la función a la PCM como propone el congresista Bruce? Porque si el propio Jefe de Gabinete (http://bit.ly/Ubug63) reclama con ignorancia supina que los 650 millones de soles para investigación de las universidades públicas no se han gastado, sin darse el trabajo de conocer que no pueden gastarse porque el Congreso no ha aprobado la Ley de Carrera del Investigador. Porque en esas universidades los maestros son evaluados 90% por dictar clases y solo 10% por investigar. Porque por ley el canon minero está prohibido de usarse para retribuir al investigador científico. Porque en las instituciones estatales donde puede investigarse, está prohibido ascender. Te estancas aunque ganes el Nobel. Tampoco pueden traer cerebros fugados para que ingresen como nuevos profesionales porque la Ley del Presupuesto lo impide.
Si el Jefe de Gabinete no sabe y opina, el ministro de Economía reconoce no leer los informes de ciencia que su propio gobierno encomienda (http://bit.ly/Vi5oK5) y la ministra de Producción a las justas leyó una hojita (http://bit.ly/VDZnWP), ¿cómo esperar que se haga algo realmente importante en Ciencia y Tecnología? Solo un asiento en el Gabinete, con voz y voto político, y antídoto contra la ignorancia supina y la indiferencia de los políticos dará la pelea para el verdadero salto al siglo 21.
Tomado del Diario La República: http://www.larepublica.pe/columnistas/de-centro-radical/el-ministerio-de-ciencia-de-la-ignorancia-11-10-2013
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