Escribe: Dante Castro
Tanto Mariátegui como el Che
forman parte de la tradición histórica de lucha de Nuestra América. Ambas
personalidades son equidistantes de las formas cómodas de hacer política. Los
seguidores del pensamiento de Mariátegui y del pensamiento del Che hacen la
diferencia entre el método burocrático y el método revolucionario.
Muchas circunstancias y
similitudes los unen. Nacen un 14 de junio, Mariátegui en 1894 y el Che en
1928. Mariátegui funda el Partido Comunista del Perú en octubre de 1928, el año
del natalicio del Che. El Che muere asesinado un 9 de octubre de 1967. Tanto en
junio como en octubre conmemoramos a ambos. Hugo Pesce inicia al Che en
lecturas marxistas, aquí en el Perú, poniendo en sus manos un ejemplar de
los 7 Ensayos. En distintas circunstancias, mueren jóvenes: Mariátegui a
los 35 y el Che a los 39. Los últimos siete años de vida de cada uno fueron
inmensamente productivos, con resultados intelectuales que han hecho cambiar la
historia del marxismo en el continente. Al Che se le imagina como un
profesional de la guerra, un hombre de acción, algo que la opinión vulgar
considera reñido con el trabajo intelectual. Este, como todo prejuicio, es
totalmente erróneo y ajeno a la cultura revolucionaria.
Es importante señalar que
tanto Mariátegui como el Che son dos productos genuinos de América Latina,
particularmente de América del Sur. En ambos se funden hechos históricos y
circunstancias similares que contribuyen al proceso formativo de la conciencia.
Ambos son marxistas de Occidente. Esta peculiaridad cabe señalarla porque el
Che completó su formación política como protagonista de la revolución cubana,
la única revolución triunfante en aquello que llamamos “mundo occidental”,
puesto que la mayoría de revoluciones socialistas triunfaron en países
asiáticos o en Europa oriental.
Asimismo, se hace necesario
rescatar el carácter desafiante, iconoclasta, irreverente y polémico de José
Carlos y de Ernesto, dos herejes de la revolución. Son las herejías las que han
hecho desarrollarse las corrientes de pensamiento. Mariátegui decía que la
herejía pone a prueba el dogma, y no se equivocó. La aplicación parametrada del
marxismo a la revolución latinoamericana ha tropezado con elementos formativos
de la conciencia social en aquello que el Amauta llamó Indoamérica. Y no
porque el marxismo resulte ajeno a nuestra realidad, como pregonan algunos
seres elementales, sino porque marxistas eurocéntricos no hicieron el esfuerzo
necesario para interpretar marxistamente nuestra historia.
Decíamos que el espíritu
irreverente y polémico de ambos personajes ha caracterizado también a sus
seguidores. Nada más ajeno al pensamiento del Che que los genuflexos
funcionarios de los partidos comunistas tradicionales, obedientes a los
dictados de las embajadas de países socialistas, representantes de sus intereses,
mas no de los intereses de los trabajadores de sus respectivas naciones. Los
que militan en organizaciones que valoran el legado de Mariátegui y del Che, no
fueron ni son “seguidistas” de los lineamientos del ministerio de relaciones
exteriores de ningún país socialista.
El desarrollo del marxismo, en
todas las latitudes, se debió a su aplicación creadora frente a los desafíos de
una realidad social concreta. La aplicación del marxismo a las condiciones de
una determinada realidad, por los mismos protagonistas del proceso de cambios
estructurales, es aquello que en jerga de izquierdas denominamos “pensamiento”
revolucionario.
Convengamos en algo que es
evidente: Sin Mariátegui no hubiese sido posible el Che. Difícilmente los que
condenan al Che hayan leído sus escritos. Dudo que sus actuales detractores
dominen el mínimo de información acerca del contexto histórico en que se
circunscribe su sacrificio heroico. Veamos ahora el contexto en que se
desarrolló su pensamiento.
La ruptura del campo socialista.-
La polémica internacional se
inicia después que el XX° Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética
(febrero, 1956), lanza sus tres tesis: Convivencia pacífica con el campo
capitalista/Partido Comunista de todo el pueblo/ Tránsito pacífico al
socialismo.
En 1959 triunfa la revolución
cubana e inicia el proceso hacia una definición socialista. La guerra de
liberación de Argelia se inicia en 1954 y el 8 de octubre de 1962 se afianza el
triunfo de la revolución argelina.
Entre los sucesos más notables
de la post guerra mundial, sobresale la Guerra de Corea librada de 1950 a 1953
entre Corea del Sur, apoyada por los Estados Unidos y la ONU, contra Corea del
Norte, apoyada por la República Popular China, con ayuda de la Unión Soviética.
El triunfo parcial y la división entre dos coreas, llevó a la apertura de
negociaciones que concluirían en julio de 1953, poco después de la muerte de
Stalin. Nótese que en esta guerra el campo socialista actúa unido y la URSS
bajo la dirección de Stalin, coincide estratégicamente con China liderada por
Mao Tse Tung.
Desde 1945, Vietnam del Norte
es el mejor ejemplo de las guerras de liberación nacional posteriores a la 2da.
Guerra Mundial. En 1954 en la batalla de Dien Vien Phu se sella la derrota del
ejército colonial francés. Los Estados Unidos intervienen por primera vez
militarmente y de forma directa en la guerra en 1965, aunque ya venían apoyando
al gobierno títere de Vietnam del Sur.
La guerra de liberación de
Argelia se inicia en 1954 y el 8 de octubre de 1962 se afianza el triunfo de la
revolución argelina.
En 1959 triunfa la revolución
cubana e inicia el proceso hacia una definición socialista.
Las definiciones que trajo el
periodo posterior.-
La ruptura del campo
socialista recién culmina en 1967. El mismo año es asesinado el Che en Bolivia.
La Conferencia Tricontinental fue un anticipo de las discusiones originadas por
la polémica chino-soviética, dando como resultado el triunfo ideológico de la
izquierda revolucionaria frente al reformismo y al revisionismo. La OLAS
(Organización Latinoamericana de Solidaridad) determinó en julio de 1967 la
distancia entre la estrategia de los movimientos de liberación nacional,
liderados por Cuba, y los partidos comunistas del campo pro-soviético. Estos
últimos persistieron en las formas pacíficas de llegar al poder, renunciando al
camino militar. En síntesis, fieles a la tesis del tránsito pacífico de
Jruschov, no apoyarían a los movimientos armados.
En el camino, antes de la
conferencia de la OLAS, ya había surgido otra polémica al interior de la
izquierda revolucionaria y los movimientos de liberación, entre pro-chinos y
pro-cubanos. Los primeros, orientados por el ideario de Mao Tse Tung, preferían
hacer un trabajo de bases como preparación previa a la guerra popular
prolongada. En este campo se situó la propuesta de Luis de la Puente Uceda y el
MIR peruano. El ELN liderado por Héctor Béjar operó según la táctica cubana y
la teoría del foco guerrillero, con exceso de optimismo. Aún así, ayudándolos a
todos, Cuba persistirá en la estrategia de expandir la lucha armada por todo el
continente, tratando de crear un polo unitario de naciones liberadas que
pudiesen basarse en el desarrollo económico autónomo. Después de la derrota de
las guerrillas en varios países y de la muerte del Che, la estrategia cubana
colapsa. El programa económico que el mismo Che sustentó para la no
dependencia, colapsó 3 años después con el fracaso de la zafra de los 10
millones en Cuba. Al único país socialista de América, solo le quedó por
delante la integración al mercado común CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) liderado
por la URSS. (Ver: Marta Harnecker, La izquierda en el umbral del siglo XXI:
haciendo posible lo imposible. Siglo XXI de España Editores, pág. 22)
La traición al Che vino desde
la derecha de la izquierda.-
Es en tal contexto que se debe
entender la traición de Mario Monje, secretario general del Partido Comunista
Boliviano. Conocía el proyecto, tenía un compromiso con él y había entrenado en
Cuba para la guerrilla. Así lo confirma Inti Peredo:
“Monje había recibido
entrenamiento militar junto con otros compañeros que más tarde murieron con el
Che. En esa oportunidad, por propia iniciativa, propuso un ‘pacto de sangre’
que los ataba, defendiendo la lucha armada hasta la muerte”. (…) “A principios
de octubre Monje se reunió nuevamente con los compañeros anunciando que el CC
del PCB ‘había dado un paso positivo al aceptar unánimemente la línea de la lucha
armada como la vía correcta para llegar al poder’.” (Inti Peredo, Mi
campaña junto al Che. 1970).
La estrategia del Che,
entonces, era la estrategia de la revolución cubana para todo el continente,
opuesta al reformismo de los PCs dirigidos por la URSS. Coinciden en la
conspiración contra el Che todos los PCs, pero encuentran su mejor punta de
lanza en Mario Monje, secretario general del PC de Bolivia..
"Y a los que te utilizan
como tema del sermón
y hacen todo lo contrario
no les permitiremos mas discursos
en tu honor
ni que usen tu retrato si van
a predicar
lo que no son".
(Frank Delgado: Con la adarga
al brazo)
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